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Al margen del racismo, el desprecio y la ignorancia que demuestra con su comentario el otrora con fama de "progresista y crítico" periodista, actualmente contratado como escriba-parlante estrella por el grupo Clarín...
...resulta que los wichís (y cualquier otro pueblo originario) quieren una radio para que la puedan escuchar los wichís, para rescatar su cultura, para poder hablar en su idioma, no para tener rating entre los “criollos”. A la radio de los wichís no tienen por qué interesarle los avisos comerciales; quizás estén más interesados en los avisos comunitarios y sean esas mismas comunidades las que provean los operadores y les paguen, o tal vez sean voluntarios.
El hecho cierto es que a pesar de no representar ninguna amenaza para las radios comerciales, y de -según Lanata- no tener ningún sentido su existencia en el mundo moderno de la comunicación, las radios indígenas y comunitarias son consideradas por algunos como un peligro que hay que silenciar, como lo demuestran, entre otros casos conocidos de agresión, los dos atentados sufridos por la radio FM Paj Sachama que es gestionada por el Movimiento Campesino de Santiago del Estero Vía Campesina (MOCASE VC). El último de los ataques ocurrió el 10 de setiembre del año pasado.
El 18 de noviembre de 2011 en Alba Posse, provincia de Misiones, las instalaciones de la radio local privada FM Sapucay fueron destruidas casi completamente por un incendio. Desde entonces la radio se encuentra fuera del aire. Su propietario y director, Vitalino Acosta, así como Ricardo Arrua, presidente del Foro de Trabajadores de Prensa y Comunicación Social de Misiones (FoPreMi), mencionan la pista criminal. “Las pericias ya confirmaron que no fue un accidente sino que se trató de un ataque intencional porque encontraron vestigios de combustible”.
Está bien claro que la única función de la comunicación no es el lucro o recibir las bendiciones de Ibope. La comunicación popular, incluida internet, es una herramienta muy valiosa para proteger la identidad y lograr el buen vivir de los pueblos y por ello molesta tanto a algunos. Por eso la ley de Medios Audiovisuales es una poderosa herramienta si se está dispuesto a desplegarla en la realidad.
¡Qué viva la comunicación popular!
¡Qué vivan las radios campesinas e indígenas!