miércoles, 23 de noviembre de 2011

Argentina: Realidades indígenas

APCbolivia

En el foro “El cine como herramienta cultural y política” se escuchó a realizadores que desde su lugar reflexionaron sobre sus producciones y el eco político dentro de las organizaciones indígenas y en las sociedades latinoamericanas. El primer día del BAIn (1ra Muestra de Cine Buenos Aires Indígena), tuvo lleno total en gran parte de las seis horas que se realizó. Además de las producciones que se pudieron ver, la jornada cerró con el foro donde intercambiaron el comunicador qom Julio Leiva, de la Coordinadora Audiovisual indígena de la provincia del Chaco; Franklin Gutiérrez subdirector del Centro de Formación Audiovisual de Bolivia, y la documentalista Valeria Mapelman.

Franklin contó que el CEFREC comenzó su trabajo desde 1996 con el acuerdo de las cinco confederaciones campesinas indígenas de Bolivia. Los trabajos se iniciaron desde lo audiovisual, luego se ampliaron a la radio y desde hace 2 años incluye la Agencia Plurinacional de Comunicación (APC –http://www.apcbolivia.org/).

En la época que el CEFREC surgía y empezaban a plantear la necesidad de un cine indígena, la sociedad mayoritaria le preguntaba:

“¿Videos y pueblos indígenas?’’, para responderse “si los indios necesitaban comida”, contó Franklin.

“Necesitamos un triunfo mental, una descolonización” expresó el subdirector del CEFREC como manera de “poder generar los mensajes propios mensajes no sólo en temas políticos, sino sobre cómo comemos, cómo amamos…”

Para Franklin, el trabajo del CEFREC con las organizaciones indígenas “aportó a la construcción del nuevo Estado Plurinacional de Bolivia”.

Por estos lados Valeria Mapelman definió Octubre Pilagá, la película que se proyectó a las 18 hs en el BAIn como una “búsqueda por contar la otra historia”, esa que “se debate en las comunidades pero que no puede salir”. De hecho, había mucha gente que no creía que eso había pasado, decían que era una “fantasía de los abuelos”.

El proceso fue largo, 5 años llevó la realización del documental. Participaron los sobrevivientes, sus hijos, sus nietos, algunos hicieron de traductores. “En cada viaje mostrábamos lo filmado, hubo varios montajes hasta que las comunidades lo aprobaron”. La película fue un “vehículo para saber lo que había pasado”, ya que no había investigaciones previas o historiadores que hayan indagado sobre la masacre, por eso había que asegurarse que sea realmente lo que las comunidades querían mostrar.

Mapelman contó que hubo que buscar documentos en distintos reservorios de archivos. “La película me ha hecho pensar sobre el valor que tiene revolver papeles viejos, simples de encontrar. No es muy difícil, y cuánto puede servir. Hay mucho polvo y está desordenado pero hay mucho material para distintas reivindicaciones, todavía hay tiempo”.

Octubre Pilagá obtuvo financiamiento del INCAA, que se quedó con los derechos para pasarla en Canal Encuentro y Canal 7. Sin embargo, a más de un año aún no la han divulgado. “No es una película fácil, pero solita va abriendo puertas…creo en que los pilagá tienen una fuerza propia y hacen que esto suceda, tengo confianza”. Después hubo intercambio entre los expositores y el público, preguntas y respuestas, donde la idea era que varios de los presentes puedan sacarse algunas dudas. Como la última proyección fue de “Octubre Pilagá” las preguntas iniciales se rigieron a la realizadora. Hubo un contrapunto entre uno de los presentes que intentaba justificar al gobierno de Perón, en cuyo período se perpetró la masacre de Rincón Bomba.

“No existe gobierno alguno que haya quedado con las manos limpias”, en referencia al trato con los indígenas. “Hay una continuidad histórica en la historia argentina en ese sentido” respondió Mapelman a la consulta.

Por su parte, el comunicador qom Julio Leiva, ‘Viyen’ en su idioma originario, contó que ya llevan 4 festivales de cine realizados en Chaco. “La comunicación indígena empezó con la radio, como una herramienta para fortalecerse, para recuperar varias cosas que hemos perdido, como la medicina y la alimentación”, pero también la autoestima “que se ha perdido por las masacres que han recibido materialmente y psicológicamente”. Viyen contó que primero se sacaban muchas noticias hacia fuera, y luego se concluyó la necesidad de tener una comunicación hacia dentro de las comunidades indígenas. Y así surgió la posibilidad de realizar cine con y para las comunidades, dando lugar a la Coordinadora Audiovisual Indígena. En ese sentido fue muy importante el apoyo del CEFREC.

La primer película elegida para ser filmada fue “La Nación Oculta”, la idea es “rescatar cosas que no están escritas”, en este caso la relación de los mocoví con unos meteoritos que tendrían unos 5 mil años de antigüedad y siempre han sido preservados por los indígenas, aun así se los han querido quitar para llevar a Estados Unidos.