Por Bárbara Schijman Matías Candito, comunicador huarpe, describe los cambios que podría generar la nueva reglamentación y critica el rol de los medios tradicionales.
La Ley 26.522 de Servicios de Comu-nicación Audiovisual, sancionada el 10 de octubre de 2009, comprendió y reconoció el derecho a la comunicación indígena. De este modo, no sólo abrió la puerta para que los pueblos originarios salieran de la invisibilidad, sino que creó las condiciones para que los mismos, finalmente, tuvieran voz propia en la difusión y comunicación de sus propias realidades.
Matías Candito es integrante de la Comunidad Huarpe Guaytamari, en lo que hoy se conoce como Uspallata, provincia de Mendoza. Es miembro del equipo de comunicadores del Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios y parte del área de comunicación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), perteneciente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. En las oficinas del INAI, Candito conversó con Debate y explicó en qué consiste “Comunicación con identidad” y el cambio trascendental que, con el tiempo, significará para las comunidades indígenas la nueva Ley de Medios. Se refirió, además, al modo en que los medios tradicionales cubren las noticias que involucran a las comunidades indígenas y al rol de aquéllos como formadores, y en ocasiones deformadores, de tradiciones y culturas.
¿Cómo surge esta experiencia de “Comunicación con identidad”?
El concepto se originó en 2009, con el tratamiento de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. El Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios armó un equipo de comunicadores pertenecientes a varios pueblos indígenas. Una gran cantidad de jóvenes, miembros de diversas comunidades, empezamos a militar para que la ley contemplara el derecho indígena. Los medios, y las tecnologías en general, nos sirven para preservar y recuperar nuestra identidad, nuestra historia, para que los jóvenes sigan el propio camino cultural identitario. La “comunicación con identidad”, entonces, implica mucho más que levantar información o escribir notas. El comunicador indígena tiene una participación política dentro la comunidad, en el territorio, y establece una relación entre el pueblo y el Estado.
¿En qué consistió la propuesta que acercaron al Congreso de la Nación, previo a la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual?
En que se reconozca el derecho a la comunicación de los pueblos indígenas de acuerdo al marco de reconocimiento de derecho existente en la Argentina y a las declaraciones internacionales que el Estado argentino suscribe; además de generar políticas públicas de participación, de resguardo, y de acceso a los medios masivos de los cuales históricamente hemos estado excluidos. Nuestros aportes a la ley son parte de las más de cien modificaciones que se le hicieron al anteproyecto. Los pueblos discutimos muchos puntos de la ley; algunos se consiguieron, otros no. Por comunidad, por ejemplo, se logró tener una radio FM y una radio AM y un canal por pueblo y por provincia. A partir de ahora las comunidades participan de la frecuencia del modo en que lo hacen las universidades, es decir, con un sentido público. Y esto se debe a que las problemáticas y el sentido que tiene la comunicación son muy diferentes a los de un medio privado. Es decir, las radios se van a colocar con un sentido cultural, de divulgación y preservación de procesos identitarios; y no con un sentido comercial.
Unos meses atrás se realizó el Primer Congreso de Comunicación Indígena. ¿Qué temáticas abordó?
El congreso forma parte del trabajo que venimos desarrollando a partir del reconocimiento que significó la ley de medios. Se realizó en julio último, en la Casa de la Militancia, de la agrupación HIJOS, en la Ex ESMA, y participaron más de 250 comunicadores. Desde 2009 no paramos ni un minuto: recorrimos prácticamente todas las provincias con talleres, charlas, reuniones, y con actividades para construir el nuevo modelo de comunicación indígena en la Argentina. Todas ellas las pusimos a consideración en el Congreso. También se abordaron aspectos como la formación y capacitación técnica, política y cultural, y la apropiación de las TIC, entre otros temas.
¿Qué implica para los pueblos originarios contar con medios de comunicación propios?
La “comunicación con identidad” nos va a permitir contar cómo nos sentimos, cómo somos, de una manera muy diferente a la de un foráneo. Tenemos la necesidad de que nos dejen de ver como pueblos pobres; si bien es cierto que estamos empobrecidos económicamente en muchos lugares, no somos pueblos pobres, en ningún sentido, prácticamente. En algunas culturas se habla del Pachacuti, esto es, los nuevos tiempos. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es un claro ejemplo de que se están dando cambios importantes, aunque se trate de procesos lentos. Estos cambios son aprendizajes para las comunidades, el Estado y la sociedad en general. Concretamente, representa una apertura histórica para nosotros que se vayan a instalar cinco radios este año, otras cinco el año que viene, que tengamos convenio con la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), para la instalación de radios, y con la agencia de noticias Telam, que va a contar con corresponsales indígenas en los distintos territorios. Hay mucho por recuperar y rever, porque buena parte de la historia está contada desde el colonizador, quien reeducó las culturas y las comunidades. En algunos pueblos el idioma, por ejemplo, se cortó. Y esto ocurrió porque cortaron la lengua, literalmente. No se siguió transmitiendo el idioma, la oralidad se fue perdiendo y la propia historia, transformando.
¿En qué idioma se hará la comunicación?
Este punto lo decidirá cada pueblo. La ley contempla que las emisiones de radio o televisión puedan hablar el propio idioma. Pero también se va a hablar en castellano, el idioma oficial, porque queremos hacer además una comunicación hacia afuera. En principio, la idea es fortalecer la relación y la comunicación interna, entre pueblos, organizaciones y comunidades. Se trata de reeducar a nuestros propios hermanos, que en algunos casos también desconocen la propia realidad, pero también a la sociedad en general. Porque el occidental vino a hacer un etnocidio, no sólo un genocidio, vino a matar culturas, a borrarlas, a hacerlas desaparecer; esto es una realidad histórica. Si en la década del ochenta uno hablaba del huarpe, se decía que ya no quedaba ni uno solo. Sin embargo, a partir del trabajo realizado por nuestros mayores, se empezó a visibilizar la cultura huarpe. Lo mismo ocurre con otras tantas comunidades.
¿Cuál es la percepción de los pueblos originarios en torno al modo en que los medios de comunicación tradicionales cubren las noticias que los involucran?
Por lo general, hay un aprovechamiento de la situación, más que un deseo de querer hacer escuchar la voz de un pueblo. El lineamiento de los grandes medios es tomar un caso concreto con un fin claro. Jamás se hace con un sentido de reivindicar la cultura y la identidad. De ahí también la importancia de nuestra participación en la nueva ley. Contar con medios de comunicación nos va a permitir relatar los hechos con nuestra propia voz; el de afuera transmite sin sentimiento, y de una manera vacía. La forma de la transmisión de un pueblo va a ser diferente, sin sentido mercantilista. Los medios, como la educación formal, inciden en la formación de pensamiento; en los últimos años lo han hecho con mucha fuerza. La sociedad podrá conocer cómo vivimos, cómo pensamos, y que no somos culturas pobres, vagas o ignorantes, como se nos suele catalogar. Que podamos tener nuestra propia voz, evitará que nuestra cultura se deforme y que, si se transforma, lo haga a partir de nosotros mismos.
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